Todos los yo que se han encontrado conmigo
dentro de mí, están siendo perseguidos por mí
para verificar su identidad.
Quiero saber en cuál de ellos
mi cuerpo fue más sabio que mi espíritu,
quiero indagar en cuál de ellos
mi espíritu fue más útil que mi cuerpo.
Me resisto a morir disperso y anónimo
en los añicos en que me he convertido.
¿Quién quiere vivir en medio de tanto espejo roto?
¿Quién quiere acabar en medio de tanto desperdicio?A ver tú, mujer que duermes conmigo,
y espantas mis soledades,
¿cuál de mis yo te ha herido menos?,
¿qué parte de mi espíritu y de mi carne ha sido menos despreciable?
A mis 62 ya no meto mis manos al fuego
ni por mi carne, ni por mi espíritu,
mi carne desconfía de mi espíritu
y mi espíritu desconfía de mi carne,
mis pensamientos ya no guardan fidelidades
y ahora únicamente creo en la infidelidad de la poesía
que viste de serpientes y de rosas a las mujeres,
que apaga el fuego con gasolina,
que siendo prisionera entre mis brazos es inalcanzable,
que me convierte en un detestable depredador que escribe
con desvergüenza las dudas que surgen sin pensamientos,
que me hace ver a mi mujer
con esa apacible libertad que tiene el color de su belleza
cuando sólo le hace falta volar para ser una mariposa
y deja un rastro de flores cuando camina
y su voz está llena de aventuras.
El perseguido soy yo y quiero seguir buscándome
y quiero continuar desconociendo lo que busco.
Ahora que ya perdí mis certezas en este universo oscuro
y sólo tengo conclusiones atropelladas
ya no quiero despertar para crear nuevos recuerdos,
quiero enterrarme vivo en un jardín de rosas amarillas
y jazmines, azucenas y lirios blancos,
y mirar por la ventana en la tiniebla de la noche
para saber cuándo es que aparecen los signos vitales de los ángeles.
♥
Granada, 25 de junio 2007
♥
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