—“Hombre del turno al bate: Nemesio Porras, primera base.
En el círculo de espera, Orlando Ocampo”. Pareciera que el tiempo se paraliza en fracción de segundos
cuando se recuerda la voz de Ramiro “Fonguito” Solórzano en el Estadio Nacional Denis Martínez. Aún se escuchan los ecos de su voz grave y retumba entre los pilares del colosal estadio. —“Ya lo jubilaron y quedó su sobrino”, comenta el jardinero del estadio. Desde hace algunos meses, “Fonguito” ya no anuncia los juegos de beisbol de los campeonatos nacionales. No se mira a aquel señor con los grandes espejuelos, pero con una dominante voz. —“Ahora le pagamos una pensión a Fonguito”, comenta Carlos García, Presidente de FENIBA(Federación Nicaragüense de Beisbol Amateur) . A pesar de su retiro, tras una extensa carrera como anunciante(desde febrero de 1955) , dejó el legado de su importante e inolvidable expresión vocal, un maestro de la entonación en la narración.
“Fonguito”, es una de las voces que han quedado perpetuadas en los casi sesenta años que tiene el Estadio "Denis Martínez". LOCUCIÓN DEPORTIVA Cuando se sube por las escaleras, al llegar a las cabinas de radio, uno cierra los ojos y se escucha el bullicio de los cronistas deportivos, en un frenesí distinto para narrar con emoción cada jugada, batazo, strike y jonrón que ocurre en los partidos de beisbol. —“La bola se va, se va, se va y se fue, jooooooooooonrón”, exclaman en coro los narradores deportivos. La gente se enloquece, aplaude, grita, llora, se levanta, se cae, en un festín inexplicable de sensaciones que contagian de júbilo. Esas voces se mezclan en un solo conjunto y hacen una orquesta bulliciosa que entona en una sola voz, el batazo largo o la jugada perfecta. En el pasillo, antes del play ball, frente a las escaleras, se siente el olor a la yuca y ensalada con el crujiente chicharrón, despertando el apetito y haciendo rugir al “tigre estomacal”. — “Vigorón a 30, vas a querer amor”, dicen las muchachas, que portan atuendos ajustados. Sus rostros maquillados llamativamente, acompañados de una hermosa sonrisa pintada de rojo para captar la atención de la clientela y seducirlos hasta que compren el suculento platillo nicaragüense. —“Dame dos y también me traés dos gaseosas”, caen los espectadores ante la tentadora comida. Mientras la gente disfruta del partido, en el campo están dos equipos en pleno duelo. Los nervios son ocultados, el mánager analiza su estrategia, y da instrucciones a voz silenciosa a sus jugadores para conseguir la carrera. Hasta que por fin: se escucha el batazo, el jugador corre a toda velocidad y el que estaba en tercera avanza al home, nunca miró tan lejos llegar a la base. El jardinero derecho lanza al cátcher con gran potencia, la bola parece no llegar, el jugador se barre y anota la carrera. — “Quieto”, exclama el árbitro central. El jugador es recibido por sus compañeros, tocan sus manos a lo alto, lo alzan al cielo como un héroe y con alegría reciben la primera anotación. EL SALÓN DE LA FAMA Entre la celebración, en uno de los salones del estadio se encuentran atrapados en los rostros que han hecho historia en el deporte nica. —“Todavía recuerdo la vez que inauguramos el Salón de la Fama en 1994. Vinieron muchas personalidades, entre ellas la viuda de Roberto Clemente, Denis Martínez y otros”, comenta Carlos García. Aunque sus retratos no hablen, poseen un grito interno que destella vigor y gloria, contando sus historias en una aclamada trayectoria de récords. En una esquina se encuentra el llamativo uniforme de los Orioles de Baltimore, el que usó Denis Martínez el 28 de julio de 1991, día que pitcheó el juego perfecto. —“Denis dice que ese uniforme fue el que vistió ese día que pitcheó el juego perfecto. No me crean a mí, pero si él lo dice, se le agradece el habérnoslo regalado”, dice García con su manera peculiar de hablar. Estas son las voces que se escuchan en cada temporada de beisbol, sea la liga de Primera División o la Profesional. El estadio se viste de color, y las torres encienden las luces para dar comienzo al show deportivo que más han gozado los nicaragüenses en las últimas décadas, sin importar cual sea el resultado. —“Viva el Bóer, jodido”, grita Clodomiro “El Ñajo” y así empieza otro febril partido de beisbol en el Denis Martínez. |
1 comentario:
Usted escribe muy bonito. La felicito. A mi también me encanta el béisbol.
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