Flor de sacuanjoche

Flor de sacuanjoche
Flor de sacuanjoche-Flor nacional de Nicaragua

lunes, 3 de septiembre de 2007

Los ecos del beisbol capitalino


Ramiro Solórzano Villalta.


Loanny Picado
deportes@laprensa.com.ni

—“Hombre del turno al bate: Nemesio Porras, primera base.

En el círculo de espera, Orlando Ocampo”.
Pareciera que el tiempo se paraliza en fracción de segundos

cuando se recuerda la voz de Ramiro “Fonguito” Solórzano
en el Estadio Nacional Denis Martínez. Aún se escuchan los
ecos de su voz grave y retumba entre los pilares del colosal
estadio.

—“Ya lo jubilaron y quedó su sobrino”, comenta el jardinero
del estadio.

Desde hace algunos meses, “Fonguito” ya no anuncia los
juegos de beisbol de los campeonatos nacionales. No se mira
a aquel señor con los grandes espejuelos, pero con una
dominante voz.

—“Ahora le pagamos una pensión a Fonguito”, comenta
Carlos García, Presidente de FENIBA(Federación
Nicaragüense de Beisbol Amateur) . A pesar de su retiro,
tras una extensa carrera como anunciante(desde febrero
de 1955) , dejó el legado de su importante e inolvidable
expresión vocal, un maestro de la entonación en la narración.

“Fonguito”, es una de las voces que han quedado perpetuadas
en los casi sesenta años que tiene el Estadio "Denis Martínez".

LOCUCIÓN DEPORTIVA

Cuando se sube por las escaleras, al llegar a las cabinas de
radio, uno cierra los ojos y se escucha el bullicio de los
cronistas deportivos, en un frenesí distinto para narrar
con emoción cada jugada, batazo, strike y jonrón que
ocurre en los partidos de beisbol.

—“La bola se va, se va, se va y se fue, jooooooooooonrón”,
exclaman en coro los narradores deportivos.

La gente se enloquece, aplaude, grita, llora, se levanta,
se cae, en un festín inexplicable de sensaciones que
contagian de júbilo. Esas voces se mezclan en un solo
conjunto y hacen una orquesta bulliciosa que entona
en una sola voz, el batazo largo o la jugada perfecta.

En el pasillo, antes del play ball, frente a las escaleras,
se siente el olor a la yuca y ensalada con el crujiente
chicharrón, despertando el apetito y haciendo rugir
al “tigre estomacal”.

— “Vigorón a 30, vas a querer amor”, dicen las muchachas,
que portan atuendos ajustados. Sus rostros maquillados
llamativamente, acompañados de una hermosa sonrisa
pintada de rojo para captar la atención de la clientela y
seducirlos hasta que compren el suculento platillo
nicaragüense.

—“Dame dos y también me traés dos gaseosas”, caen los
espectadores ante la tentadora comida.

Mientras la gente disfruta del partido, en el campo están
dos equipos en pleno duelo. Los nervios son ocultados, el
mánager analiza su estrategia, y da instrucciones a voz
silenciosa a sus jugadores para conseguir la carrera.

Hasta que por fin: se escucha el batazo, el jugador corre
a toda velocidad y el que estaba en tercera avanza al home,
nunca miró tan lejos llegar a la base.

El jardinero derecho lanza al cátcher con gran potencia,
la bola parece no llegar, el jugador se barre y anota la carrera.

— “Quieto”, exclama el árbitro central.

El jugador es recibido por sus compañeros, tocan sus
manos a lo alto, lo alzan al cielo como un héroe y con
alegría reciben la primera anotación.

EL SALÓN DE LA FAMA

Entre la celebración, en uno de los salones del estadio
se encuentran atrapados en los rostros que han hecho
historia en el deporte nica.

—“Todavía recuerdo la vez que inauguramos el Salón
de la Fama en 1994. Vinieron muchas personalidades,
entre ellas la viuda de Roberto Clemente, Denis Martínez
y otros”, comenta Carlos García.

Aunque sus retratos no hablen, poseen un grito interno
que destella vigor y gloria, contando sus historias en una
aclamada trayectoria de récords.

En una esquina se encuentra el llamativo uniforme de
los Orioles de Baltimore, el que usó Denis Martínez el
28 de julio de 1991, día que pitcheó el juego perfecto.

—“Denis dice que ese uniforme fue el que vistió ese día
que pitcheó el juego perfecto. No me crean a mí, pero si
él lo dice, se le agradece el habérnoslo regalado”, dice
García con su manera peculiar de hablar.

Estas son las voces que se escuchan en cada temporada
de beisbol, sea la liga de Primera División o la Profesional.
El estadio se viste de color, y las torres encienden las
luces para dar comienzo al show deportivo que más
han gozado los nicaragüenses en las últimas décadas,
sin importar cual sea el resultado.

—“Viva el Bóer, jodido”, grita Clodomiro “El Ñajo” y
así empieza otro febril partido de beisbol en el Denis Martínez.



1 comentario:

Bomar dijo...

Usted escribe muy bonito. La felicito. A mi también me encanta el béisbol.