Flor de sacuanjoche

Flor de sacuanjoche
Flor de sacuanjoche-Flor nacional de Nicaragua

martes, 1 de enero de 2008

Articuentos, de Juan José Millás.


Uno de los escritores de actualidad cuya obra me atrae mucho es el periodista español Juan José Millás de quien un amigo me envió (en papel) su novela "Laura y Julio".

(Ver aquí lista de sus obras):

http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/millas/mundo.htm


Millás es columnista de El País:

http://www.naiandei.net/articulos/

y en su página oficial está publicando sus Articuentos,

http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/millas/articuento079.htm

página de la que extraigo el siguiente:

A partir de cierta edad vas en el autobús y oyes una palabra cualquiera: colcha, por ejemplo, y en seguida comienzan a desfilar por tu cabeza las colchas de tu vida. Quizá recuerdes las primeras, destinadas más al abrigo que al adorno: una de ellas tenía un tacto semejante a la que había en el último hotel en el que tuviste que hacer noche: un tacto áspero, como de un terciopelo descortés, grosero. Quizá no resististe la tentación de pasar la lengua por su superficie para recuperar el sabor del insomnio infantil, del miedo. Y si escuchas la palabra reloj recordarás sin duda aquel de péndulo que daba los cuartos y las medias y las horas enteras en la casa de tus abuelos, donde pasaste la escarlatina o las paperas.
A lo mejor estás en la barra de un bar y alguien menciona a tu lado la palabra pasillo; entonces, aun sin cerrar los ojos, se te aparecen los pasillos de tu vida: aquel por el que se deslizaban las campanadas del reloj de péndulo, mientras te tapabas la cabeza con la colcha para no oírlas cabalgar hacia tu cuarto. O aquel otro por el que a partir de cierta hora de la tarde comenzaba un tráfico intenso de fantasmas. Pero también uno en el que te extraviaste para siempre, del que a lo mejor no has salido. Y si piensas en ese vaso que ahora te llevas a la boca, quizá recuerdes uno de aluminio cuyos bordes, fríos como los labios de un cadáver, sabían a electricidad.

A partir de cierta edad, las palabras son como las teclas de un ordenador; las pronuncias con la punta de la lengua o las golpeas con la yema de los dedos, da lo mismo, y aparece en la pantalla de la memoria un directorio de colchas, de relojes, de pasillos o de vasos, que son los diferentes pedazos de tu biografía. Cuando todos esos directorios se confunden bajo el misterioso código organizador del Alzheimer, estás listo.


Espero que les guste. Saludos.


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6 comentarios:

Conral dijo...

Este fragmento está muy bueno, Melba. Procuraré leer más de este autor gracias a tu enlace.
Un abrazo en el nuevo año. Espero que sigas compartiendo con nosotros tanta variedad de asuntos como en el pasado.

Francisco Méndez S. dijo...

Melba: Entré a la página de Juan José Millás y leí varios articuentos, son muy buenos
Gracias por el dato, y feliz 2008

DePaco dijo...

Gracias, Melba, por traernos y acercarnos siempre a cosas, palabras, paisajes y personas...interesantes.

Bomar dijo...

Me gusta mucho su blog y particularmente esta última entrada. Se de su blog porque usted dejó un mensaje en amorexia. Saludos

Luar dijo...

Interesante...yo tambien conoci a Millás de la mano de un amigo (Abel)...como son las cosas...sean sintonias, sincronias o empatias.

Saludos!

Eduardo dijo...

Este también es un autor favorito mío, sobre todo no sé si leíste El desórden de tu nombre. Es excelente.
Un beso Melbi. Te lo recomiendo.