Hace algunos años visitaba en su casa con relativa frecuencia a mi amiga Teresa Pallavicini-antes que se fuese al extranjero- y ella en varias ocasiones me había contado con mucho entusiasmo que si su hermano Eneas salía al traspatio y se ponía a silbar, varios pajaritos llegaban a posarse al limonero que allí había y cantaban alborozadamente. "Se ponen como loquitos, a cantar y a brincar", decía.
Yo sólo contestaba, ¿Ah,sí?, y sonreía viéndole la pasión con que contaba la historia mientras interiormente me decía: Qué exagerada esta Tere, habráse visto semejante cosa, ¡cómo se le ocurre!...
Un día llegué y casualmente Eneas estaba en casa. En un momento dado, escuché a la Tere gritar alegremente, ¡oí, oí, los pajaritos!...
Eneas silbaba en el traspatio y, en efecto, en el limonero se habían congregado varios pajaritos que cantaban y saltaban con gran alboroto.
Desde entonces creo factible que de las manos de Francisco de Asís comieran las aves. Melba
♥
11 comentarios:
Hola Melba. Interesante anécdota. Yo tuve la suerte de conocer a Eneas en un curso de postgrado y recuerdo muy bien su humildad detrás de la cual había un hombre extremadamente inteligente. Saludos
Pues sí los animales saben acercarse a las personas que tienen buen corazón. Mi padre tiene dos periquitos y también le cantan cuando lo ven, jaja.
Un abrazo, amiga. Feliz fin de semana.
Conchi
Que bonita anécdota, sencilla y conmovedora.
...habia un pajarillo que venia a verme a mi ventana
un beso indita
Hermosos recuerdos de imágenes imposibles pero tranquilizadoras y quizá, tan sólo quizá, deseables y verídicas.
Bicos.
Melba, muy bonita esa experiencia. Seguramente Eneas aprendió a comunicarse con los pajaritos y estos de percataron del bello corazón del chico.
Un abrazo.
Juan Antonio
Bonito relato:
Dicen que a San Antonio Abad también le acudían los pajaritos, cuando rezaba al aire libre.
Es maravilloso que hayas conocido a una persona como al Eneas de tu relato.
Besos desde Valencia.Montserrat
Querida amiga, siempre un placer pasar a leerte. Gracias por compartir, te dejo un generoso, cálido y relajante abrazo.
Beatriz
Cuando vivìa mi madre siempre me pasaba algo antes ,en la misma fecha o al dìa siguiente de mi cumpleaños.Motivo de ello es que en vida de mis padres pasábamos esas fechas en nuestra casa de campo.
Un año se me posó en el hombro una mariposa colorida.
Otro año un pajarito se posò en mi hombro.
Otro año un cabureé i o sea un pájaro de la suerte ingresò por un agujero del mosquitero de la ventana que se habìa roto.
El año que muriò mi padre curiosamente entrò un murcìelago la noche anterior a mi cumpleaños.
El año que mi madre muriò dos avispas me picaron en ambas manos el día anterior a mi cumpleaños.
nosotros los humanos nos olvidamos que somos parte de la naturaleza, los pajaritos lo saben y ellos no lo olvidan y siempre nos acompañan a pesar de nuestra indiferencia..
Y bueno Melbita, ya sabes de la ocasión en que una paloma con una ramita en su pico me observó curiosamente desde una reja calmando mi angustia agorafóbica.
Ambos nos miramos a los ojos, profundamente, otras palomas volaron despavoridas ante mi súbita presencia pero esta palomita no. se quedó ahí observándome y tranquilizándome.
Un gran abrazo desde esta madrugada danesa,
Ian.
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