A Nicaragua.
En las manos de mi hija
Gloria Marimelda, Blanca
Fernanda, próxima a dar
a dar a luz a mi primer
nieto.
Confieso que la amo.
Es la caracolita de oro de un cuento de mi madre
el caballito de luna de un cuento de mi padre
las lágrimas derramadas de mi madre
las torturas sufridas por mi padre
la guitarrita de los juegos de mis hijos
la ola violenta del mar de San Juan del Sur
la maravilla del mundo que es el río San Juan
los ocho mil kilómetros cuadrados de historia
del lago de la señorial Granada,
las hileras de mangos de la ciudad de Rivas,
mi casa, mis hijos, el hombre que yo quiero.
Es mi Patria que habita en mí y Confieso que la amo.
Por eso soy un pájaro descuadernado cuando me ausento
Su amor es el canto de un zenzontle.
Creció conmigo como fluyen las aguas de los ríos
como un árbol frondoso en el centro de mi corazón
donde se han empozado las aguas del llanto.
Creció como maraña de ramas
se enroscó en mis venas
como el azote de un viento
como el alba penetrando las rendijas.
Mi amor creció, como si el hambre no existiera,
ni el destierro, ni la tristeza, ni la pobreza,
ni la pena, ni la melancolía, ni el olvido,
ni la sombra amordazada de lo justo o de lo injusto
y me hizo mujer de aguas y volcanes.
Por eso soy un pájaro descuadernado cuando me ausento
un pájaro que abre sus alas
y busca su cielo cuando no lo ve
y no deja que la fuerza del tiempo
interrumpa la memoria, las palabras
el ayer, el hoy, el mañana,
mi luna propia que envuelve mis sueños.
Nicaragua, mi Nicaragüita
tierra de la sangre derramada
lugar donde nace y muere el arcoiris
con su cofre de sueños, con sus tragos amargos
con su mito de aquí está el paraíso
en constante lucha entre la sangre
y el corazón de sus habitantes
y donde encontramos el horizonte
tras un largo caminar.
Me siente y me extiende suya
como una cordillera conquistada,
por piratas y bucaneros
he viajado por su lluvia y por su espuma
como Minotauro con alas
como Dragón guardián de sus sueños imposibles.
Nicaragua, confieso que te amo.
Por eso quiero cuando muera
que me entierren con un trozo de tu cielo
con un poco de agua de tu lago
y que un puño de tu tierra
me cubra la piel
donde escriban mi nombre y tu nombre:
Gloria, Nicaragua.
Diciembre 2006
♥
En las manos de mi hija
Gloria Marimelda, Blanca
Fernanda, próxima a dar
a dar a luz a mi primer
nieto.
Confieso que la amo.
Es la caracolita de oro de un cuento de mi madre
el caballito de luna de un cuento de mi padre
las lágrimas derramadas de mi madre
las torturas sufridas por mi padre
la guitarrita de los juegos de mis hijos
la ola violenta del mar de San Juan del Sur
la maravilla del mundo que es el río San Juan
los ocho mil kilómetros cuadrados de historia
del lago de la señorial Granada,
las hileras de mangos de la ciudad de Rivas,
mi casa, mis hijos, el hombre que yo quiero.
Es mi Patria que habita en mí y Confieso que la amo.
Por eso soy un pájaro descuadernado cuando me ausento
Su amor es el canto de un zenzontle.
Creció conmigo como fluyen las aguas de los ríos
como un árbol frondoso en el centro de mi corazón
donde se han empozado las aguas del llanto.
Creció como maraña de ramas
se enroscó en mis venas
como el azote de un viento
como el alba penetrando las rendijas.
Mi amor creció, como si el hambre no existiera,
ni el destierro, ni la tristeza, ni la pobreza,
ni la pena, ni la melancolía, ni el olvido,
ni la sombra amordazada de lo justo o de lo injusto
y me hizo mujer de aguas y volcanes.
Por eso soy un pájaro descuadernado cuando me ausento
un pájaro que abre sus alas
y busca su cielo cuando no lo ve
y no deja que la fuerza del tiempo
interrumpa la memoria, las palabras
el ayer, el hoy, el mañana,
mi luna propia que envuelve mis sueños.
Nicaragua, mi Nicaragüita
tierra de la sangre derramada
lugar donde nace y muere el arcoiris
con su cofre de sueños, con sus tragos amargos
con su mito de aquí está el paraíso
en constante lucha entre la sangre
y el corazón de sus habitantes
y donde encontramos el horizonte
tras un largo caminar.
Me siente y me extiende suya
como una cordillera conquistada,
por piratas y bucaneros
he viajado por su lluvia y por su espuma
como Minotauro con alas
como Dragón guardián de sus sueños imposibles.
Nicaragua, confieso que te amo.
Por eso quiero cuando muera
que me entierren con un trozo de tu cielo
con un poco de agua de tu lago
y que un puño de tu tierra
me cubra la piel
donde escriban mi nombre y tu nombre:
Gloria, Nicaragua.
Diciembre 2006
♥
3 comentarios:
Muy bonito el tributo a Nicaragua, y sobretodo, con sentimiento. Continúa publicando los poemas de nuestros poetas.
R. Mendoza
Qué lindo poema... me atrapan los recuerdos de mi tierra bella.
Muchos saludos,
Isabel, su vecina de blogs nicas... : )
Excelente demostración de tu país.
Te mando un beso.
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