En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
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Nota: La imagen fue tomada de internet.
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3 comentarios:
La leyenda muestra hasta qué punto a veces ni el arrepentimiento ante un error es bien interpretado por los demás.
Besos Melba, y que pases un estupendo fin de semana.
Un eficaz retrato de la brutalidad humana y de su cinismo. Las ovejas negras molestan, invariablemente, siempre. Y las que no somos negras servimos tantas veces los intereses del "régimen"... Un abrazo muy fuerte.
Y qué irá a ocurrir conmigo Melba? Yo soy la Gran Oveja Negra de la familia.
Un gran abrazo; que tengas un hermoso domingo.
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