Los ladridos de los perros eran ensordecedores. Daba tristeza oirlos. Hoy habrá terremoto, se dijo. Tenía que escapar o esconderse en un lugar seguro. ¿Qué sitio más seguro que el vientre de la madre? Buscó una sábana. Se envolvió y se colocó en posición fetal. De pronto sintió que los brazos de su madre lo mecían. Estoy soñando porque mi madre ya murió, pero qué rico que me mece en sus brazos. Se acomodó mejor. Cuando los escombreros llegaron no lograban comprender el por qué de la gran sonrisa en el rostro de aquel cadáver.
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Nota: La imagen fue tomada de internet.
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7 comentarios:
Buenos días Melba:
En España las 7,45 del domingo.
Este ralato tuyo, me emociona.
Denota donde puede llegar la capacidad de amor del cerebro humano, en los recuerdos positivos.
Con el pensamiento siempre podemos recogernos en el seno de nuetra madre y eso hace el dolor más llevadero.
Enhorabuena amiga.
Besos, Montserrat
Muy bonito Melba, y los mini-relatos son un género muy difícil, enhorabuena.
Simplemente genial Melba!
Con mucha admiración,
Ian.
Te felicito Melba, muy buen relato y emotivo también. Un gran saludo.
Melba, me ha encatado el mini-relato. En pocas líneas transmitiste mucho. Amor y dolor. Ternura y tristeza. Vida y muerte.
Te mando un fuerte abrazo y mi felicitación.
Conchi
Felicidades Melba, un buen relato, muy emocionante.
Un abrazo
Concha
No pudo haber muerte más dulce.
Precioso. Saludos, desde Andalucía.
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