Estoy
al borde del crepúsculo,
sin
embargo, aún puedo verme
en
el brillo de una mirada infantil,
en
los signos de interrogación que vomita el mar
y
en los jazmines azules de mi jardín.
Aún
puedo acudir a una cita
con
gorjeos de ruiseñor
y
estruendos de sal..
Vestir
la ropa que nunca lucí,
declamar
los versos que a fuerza de no escribirlos
fenecieron
en la tarde amarilla que te amé.
Estoy
al borde del crepúsculo
pero
ya puedo acudir
a la cita indeclinable
a la cita indeclinable
con
nuestra amiga en común:
Invitarla
a un café y a charlar
mientras
crecen los geranios
junto
a la lápida roja que me espera.
.
Fotografía de Ian Welden (1948-2013)
3 comentarios:
que bello escribes
Felicidades Melba por este precioso poema. Ese crepúsculo que mencionas es la etapa más tranquila de la vida, si se llega bien. En ella desaparecen los complejos y esas citas con amigas son tan sinceras, pues ya la “competitividad” ha desaparecido. El final sobre “la lápida roja” que es un ciclo por el que todos tenemos que pasar, y esperemos que tarde mucho. ¡Ah! Yo de lápida nada de nada, incineración y al mar.
Gracias por el comentario que me has dejado en mi blog, me he alegrado mucho saber de ti.
Un fuerte abrazo.
Querida Melba, he pasado a dejarte mi saludo y un abrazo grande. Este poema está muy bien escrito, es muy profundo y al mismo tiempo, me trasnmitió tristeza.
Espero que estén bien toda la familia por ahí.
Un abrazo
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